top of page

La Compasión: Un tesoro en nuestro interior

  • Foto del escritor: Lorenza Saldarriaga Tomic
    Lorenza Saldarriaga Tomic
  • 21 mar
  • 3 Min. de lectura

ree

¿Alguna vez has sentido esa claridad mental que aparece cuando decides ayudar desde el corazón? Esa paz y calma cuando te hablas a tí mismo con amor y dulzura? La conexión especial cuando aprendes a recibir comentarios positivos o actos bondadosos de otros? Esa es la compasión auténtica fluyendo en ti, un regalo que todos llevamos dentro aunque a veces permanezca dormido o lo confundamos con otras emociones.


Descubriendo la verdadera compasión en nuestra vida

En la Terapia Centrada en la Compasión, los terapeutas nos hablan de algo hermoso: la compasión no es solo sentir el dolor ajeno, es también querer hacer algo al respecto. Es como cuando ves a un amigo triste y no solo te entristeces con él, sino que le ofreces un abrazo, una palabra de aliento o simplemente tu presencia. Esta terapia nos enseña que podemos entrenar nuestro cerebro para ser más compasivos, igual que entrenamos un músculo.


El budismo tibetano nos regala una visión preciosa: todos estamos conectados. Tu felicidad y la mía no están separadas. Cuando practicas tonglen (dar y recibir) durante la meditación, estás nutriendo esa conexión. Imagina que con cada respiración puedes transformar el sufrimiento en alivio, primero para ti, luego para tus seres queridos y finalmente para todos. ¿No sería maravilloso incorporar este pequeño ejercicio cada mañana?


Desde el Ayurveda, esa sabiduría milenaria de la India, nos recuerdan que cuando nuestro cuerpo y mente están en equilibrio, la compasión fluye naturalmente. Es como un jardín bien cuidado donde las flores brotan sin esfuerzo. ¿Has notado cómo es más fácil ser amable cuando has descansado bien y te sientes en armonía?


Y si alguna vez has experimentado una sesión de Reiki, quizás hayas sentido ese estado especial donde las barreras se disuelven. Cuando nos conectamos con Reiki desde la compasión, la energía fluye con mayor intensidad. No necesitas ser un maestro para conectarte y sentirlo: simplemente coloca tus manos sobre tu corazón e imagina que irradias luz hacia alguien que sufre, vas a sentir cómo tu corazón y tu cuerpo responden a la compasión.


Cuando perdemos el rumbo: lo que no es compasión

A veces pensamos que somos compasivos cuando en realidad estamos sintiendo lástima. La diferencia? La lástima dice "pobrecito", mientras la compasión reconoce "todos somos vulnerables, reconozco tu dolor, cómo podría aliviarlo?".

Otra confusión común es absorber todo el dolor ajeno hasta agotarnos. Eso no es compasión, es empatía sin fronteras. La verdadera compasión incluye sabiduría: saber cuándo acercarte y cuándo dar espacio, cuándo ayudar y cuándo descansar.

La compasión es en realidad un estado interno, que podemos reconocer y cultivar y que simplemente surge con naturalidad cuando existen las condiciones.


Pequeños pasos, grandes transformaciones

¿Cómo saber si estamos cultivando verdadera compasión? Las señales son claras y reconfortantes:

  • Dormimos mejor y nos sentimos más ligeros (el Ayurveda lo confirma).

  • Las personas "difíciles" nos irritan menos (el budismo lo anticipa).

  • Nuestra autocrítica feroz se suaviza (la CFT lo documenta).

  • Sentimos más energía y menos agotamiento al ayudar (los practicantes de Reiki lo experimentamos).


¿Te gustaría explorar más este camino? No necesitas hacerlo solo. Busca un grupo de meditación, un terapeuta especializado en CFT, un consultor ayurvédico o un practicante de Reiki. Cada tradición ofrece puertas diferentes hacia el mismo tesoro.

La compasión no es un lujo ni una cualidad reservada para santos. Es tu derecho de nacimiento, una capacidad innata que espera ser despertada. ¿Por qué no empezar hoy mismo con una simple pregunta cada noche: "¿Cómo puedo ser más amable conmigo y con los demás mañana?"


Tu corazón ya sabe el camino. Solo necesita que le prestes atención.

 
 
 

Comentarios


bottom of page